"EL TRABAJO DE ILUMINAR LOS GRABADOS EN EL DIECINUEVE CUBANO"

 

 

Con tres imágenes diferentes del detalle correspondiente al Cárabo, un ave de rapiña cubano, recreado en la lámina No. 4 de uno de los libros más raros de los ilustrados cubanos del Siglo XIX: Aves de la Isla de Cuba de Juan Lembeye, editado en la Habana en 1850 por el Taller Litográfico de Luis Marquier encabezamos este trabajo en el cual trataremos de explicar lo trabajoso que resultaba la preparación de un libro ilustrado por aquel entonces. La feliz circunstancia de tener en nuestro poder tres ejemplares (dos con las láminas iluminadas y uno con las láminas originales en blanco y negro) de dicho libro nos ha permitido mostrarle estas imágenes mediante cuya comparación esperamos hacernos entender.

Como decíamos en unos de los postulados de nuestra biblioteca virtual cubana un libro es raro y valioso cuando contiene ilustraciones que debido a su factura y a la época en que fueron realizadas condicionaron cortas ediciones que nunca más se han podido reproducir con su inicial calidad.

El libro en cuestión contaba con 20 láminas litografiadas en blanco y negro y posteriormente iluminadas a mano cada una. Para obtener dichas láminas el primer paso era dibujar en el papel cada una de ellas según la idea original del autor con todos sus atributos y colores. Posteriormente dicho trabajo era trasladado  a la piedra a veces por el propio autor y otras por un operario especializado. La imagen concebida debía entonces quedar exactamente reproducida en el nuevo medio para ser obtenida repetidas veces mediante el uso de la novedosa técnica de la litografía (los detalles de este proceso se encuentra explicado en otra de nuestras estampas). Así mediante el uso de una prensa de mano y de una tinta generalmente de color negro se obtenía la imagen deseada que por esos tiempos siempre era en blanco y negro.

Posteriormente esta lamina si se deseaba que fuera más atractiva era iluminada o coloreada a mano usando en cada caso las combinaciones de colores y tonos que más se ajustaran a la idea original. Proceso que a veces nos recuerda los viejos álbumes para colorear que tanto abundaron en las décadas pasadas. Si observamos las variantes que siguen a la primera imagen podremos ver un ejemplo de este proceso. Como puede observarse esto se hacía a mano y ese es el porqué de las diferencias de colores y aspectos que ambas presentan.

Este proceso de iluminar las láminas era llevado a cabo por expertos en ese tipo de trabajo el cual resultaba de vital importancia a la hora de obtener un resultado final de cada imagen. Claro que al ser un proceso manual nunca ninguna lamina quedaba igual que la otra, pudiéndose ver a veces grandes diferencias entre una y otra, dependiendo esto del criterio o los tonos de colores usados por cada operario que a la larga era más bien un artista que un operario. En definitiva podemos decir que cada lámina de uno de estas viejas publicaciones era una pieza de autor, con la presencia de un gran tiempo y dedicación de la mano de un operario especializado que más que operario era un artista.

Si nos ponemos a analizar todo lo anterior podemos hacernos una idea de cuan costoso resultaría en nuestros tiempos un proceso de ese tipo y entenderíamos porque decíamos que ese tipo de libro no puede ser repetido en la actualidad.

A continuación incluimos una imagen de las tres versiones de otra de las láminas del libro, la numero 12 correspondiente al aguaita-caimán oscuro, en este caso a lamina completa para que se pueda observar con más detenimiento lo anterior.

Esperamos que esta muestra le sirva para irse adentrando en el mundo de los libros cubanos antiguos a los cuales le dedicamos una de las secciones más importantes de nuestro sitio.

De todas formas una descripción detallada y una muestra de este libro completo así como de muchos más de los ilustrados cubanos pueden verse en nuestra Biblioteca Virtual de Libros Raros y Valiosos Cubanos.