CAROLINA OTERO "LA BAILARINA ESPAÑOLA" DEL POEMA DE MARTI

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Allá por los finales de los ochenta del siglo XIX, en una de esas noches frías de nueva York, una joven bailarina, poco conocida todavía, actúa en una de las tantas salas de la ciudad.... y un hombre con un traje raído y oscuro, costeándose la entrada a duras penas o tal vez invitado por un amigo, asiste a la función. Ella es Agustina Otero Iglesias, “La Bella Otero”  - el José Martí, nuestro apóstol. Es así como, por esas cosas de la vida, ese intrascendente suceso se convierte en tema de mayor interés para muchos: nosotros los cubanos. No porque en él intervenga una mujer cuya vida y fama llegarían posteriormente a cautivar al mundo entero, mereciendo sus relaciones con reyes y hombres famosos variadas reseñas, novelas, filmes, etc. Su interés radica en que del suceso quedaría, como  constancia imperecedera, un corto poema que le dedica Martí, con su acostumbrada genialidad, a la actuación de la hermosa mujer que el definirá como: "La Bailarina Española":

[...] Ya llega la bailarina, / Soberbia y pálida llega. / ¿Cómo dicen que es gallega? / Pues dicen mal, es divina. // Lleva un sombrero torero / Y una capa carmesí. / ¡Lo mismo que un alelí / Que se pusiese un sombrero! / [...] Repica con los tacones / El tablado zalamera, / Como si la tabla fuera / Tablado de corazones. // [...] Baila muy bien la española, / Es blanco y rojo el mantón. / ¡Vuelve, fosca, a su rincón / El alma trémula y sola!

Pues bien, el hecho de poseer una interesante colección de tarjetas postales emitidas en Francia a inicios del siglo pasado en que aparece la Bella Otero como figura central, ya por entonces en la plenitud de su fama, recreada por los mejores retratistas y estudios de la época, nos ha incitado a preparar esta página en la que incluiremos una galería donde el visitante podrá admirar varias imágenes en que la contemplaremos ataviada con los suntuosos vestidos que usaba en sus actuaciones, en las escenas que la hicieron famosa e incluso podremos ver su autógrafo en una pieza que envió a una amistad en Cuba en 1902. Vista hace fe, diríamos al invitarlo a recorrer estas viejas postales que le permitirán hacerse una idea de las características de aquella mujer que tanto impacto causó a nuestro apóstol.

A continuación como necesario complemento a las imágenes que veremos añadimos la biografía de Carolina Otero copiada de Wikipedia, la enciclopedia libre de la red. En ella se plantea que la Otero actuó en Nueva York en 1890 (posiblemente ocasión en que Martí la contempló) y además nos cuentan que Cuba fue uno de los países en que más actuó esta celebre mujer, dato muy interesante que trataremos de comprobar en un futuro pues hasta ahora nunca hemos encontrado referencia alguna a su presencia en nuestro país en las publicaciones de la época.

Agustina Otero Iglesias, más conocida como Carolina Otero o La Bella Otero (Valga, Pontevedra, Galicia, España, 4 de noviembre de 1868 - Niza, Francia, 10 de abril de 1965) fue una bailarina, cantante, actriz y cortesana de origen español afincada en Francia y uno de los personajes más destacados de la Belle Époque francesa en los círculos artísticos y la vida galante de París.

Hija de una madre soltera muy pobre (Carmen Otero Iglesias), apenas tuvo acceso a una educación académica, tras padecer una agresión sexual a los diez años, huyó de casa unos meses después y no volvió nunca más a su pueblo natal, Valga. Tras la fuga decidió cambiar su nombre de pila Agustina por el de Carolina. Trabajó en una compañía de cómicos ambulantes portugueses. Al dejar la compañía se vio obligada a ejercer oficios muy humildes para salir adelante, como bailar en locales de la más diversa índole, e incluso llegar a ejercer la prostitución.

En 1888 conoció en Barcelona a un banquero que la quiso promocionar como bailarina en Francia y la llevó a Marsella. En cualquier caso casi en seguida empezó a promocionarse a sí misma hasta llegar a ser una bailarina conocida en toda Francia como La Bella Otero. En la promoción enfatizaba su origen español (muy exótico en Francia por entonces) y se presentaba artísticamente como andaluza y de origen gitano. La construcción del personaje artístico de Otero está tan llena de mitos que incluso han perdurado hasta nuestros días y aún hay biógrafos que sitúan su nacimiento en Cádiz, hija de una gitana. Actuó en Nueva York en 1890 y realizó giras por todo el mundo como bailarina exótica y actriz, consiguiendo fama internacional. Argentina, Cuba y Rusia fueron algunos de los países que visitó y actuó más veces. En este último llegó a conocer a Rasputín. Otero actuó durante muchos años en París en el Folies Bergère, donde era la estrella y en el Cirque de Eté. Se puede decir que fue la primera artista española conocida internacionalmente. Otero no era una bailarina profesional y su arte era más instintivo que técnico. Sus danzas eran una mezcla de estilos flamencos, fandangos o danzas exóticas. También era una cantante competente y tenía calidad como actriz. Representó Carmen de Bizet y piezas teatrales como Nuit de Nöel.

Otero, a pesar de sus éxitos profesionales, había conseguido ascender en el mundo artístico prostituyéndose y haciéndose amante de hombres influyentes. No era una práctica extraña que las artistas ejercieran de cortesanas para aumentar sus ingresos. En la Belle Époque era habitual y los hombres que podían pagar las astronómicas sumas que costaban estas cortesanas conseguían prestigio. Otero era una de las más famosas y cotizadas de la alta sociedad parisina. Fue amante de Guillermo II de Alemania, Nicolás II de Rusia, Leopoldo II de Bélgica, Alfonso XIII de España, Eduardo VII del Reino Unido y Aristide Briand (con quien tuvo una relación entrañable hasta la muerte del político), entre otros. Otero llegó a reunir una fabulosa fortuna que, debido a la ludopatía que padecía, fue dilapidando en los casinos de Montecarlo y Niza.

Retirada de los escenarios en 1910, se estableció en Niza, donde vivió hasta su muerte en 1965 totalmente arruinada y sola. Vivía de una pensión que le pasaba el Casino de Montecarlo en agradecimiento por los millones de francos que en él dejara. Nunca se casó. De su vida se han escrito varias biografías y se han hecho películas y series para la televisión. Debido a que Otero inventó parte de su pasado para obviar hechos como su violación o sus orígenes extremadamente humildes, muchas biografías, películas u otros trabajos en torno a su persona tienen datos inexactos y hechos que nunca sucedieron de verdad.

Algunas de las obras dedicadas a la vida de esta mítica mujer:

A Bela Otero, pioneira do cine, Miguel Anxo Fernández. Editorial Galaxia. Vigo, 2003

Arruíname, pero no me abandones. La Bella Otero y la Belle Époque, Marie-Helène Carbonel y Javier Figuero. Ed. Espasa Calpe, 2003.

As auténticas memorias da Bela Otero, Carolina Otero. Ediciones Xerais. Vigo, 2001.

La Belle Otero, Authur Lewis, 1967.

La Bella Otero, Javier Costa Clavell, 1967.

La Belle Otero, The Last Great Courtesan, Charles Castle, 1981.

La Pasión de Carolina Otero, Ramón Chao, 2001. Biografía novelada.

La Bella Otero, Carmen Posadas. Ed. Planeta, 2001.