EL ?CHORI? A TRAVES DE UN FOTO REPORTAJE DE LA REVISTA GENTE - LENTE DE CONSTANTINO ARIAS
Siempre cuando pienso en El Chori me arrepiento de la foto que no llegue a tirar. Me hubiera servido para encabezar esta página.
En mis tiempos de estudiante, allá por los finales de los sesenta, me llamaba la atención la cantidad de letreros escritos con tiza en todos los sitios posibles de la calle Monte y otras que rodeaban al Parque de la Fraternidad. Valía la pena una foto para el recuerdo pues era asombroso como un simple nombre “Chori” aparecía tantas veces en aquella zona de la ciudad. Tenía que ser una persona muy conocida que muchos que se encargaban de recordar o alguien que había perdido la razón y se entretenía escribiendo su nombre, pensaba yo. No sabía yo que el autor era un gran artista, un músico singular que, con aquella forma sencilla y única pero bien efectiva de anunciarse, se las arreglaba para no pasar desapercibido.
Su nombre era Silvano Chueg, había nacido en 1905, y está reconocido como uno de los grandes percusionistas cubanos. Había desarrollado una carrera exitosa durante décadas en que fue una de las grandes atracciones de nuestra música popular, admirado tanto por los suyos como por grandes figuras del arte mundial.
No trataremos aquí de adentrarnos en la historia de su vida pues al respecto abundan páginas en la red. Sobre todo le recomendamos un acucioso trabajo preparado por Rosa Marquetti en su blog “Desmemoriados”: Deconstruyendo al Chori - http://www.desmemoriados.com/deconstruyendo-al-chori/
Al Chori, como era de esperar, fueron muchos los grandes fotógrafos que le dedicaron tomas de calidad porque su arte y su singular fisonomía invitaban a ello. Sin embargo a pesar de una corta aparición en el noticiero ICAIC No. 7 de 1960 y otra en el documental PM (ambas se pueden encontrar en You Tube) no ha quedado ninguna filmación de su show más conocido: La Choricera. Por ello al revisar el foto reportaje que preparado por Constantino Arias aparece en la revista “Gente” año II, núm. 19, del 7 de Mayo de 1950, nos hemos decidido a reproducirlo pues se aproxima a lo que hubiera sido la filmación que no conocemos exista.

Para facilitar su exposición lo haremos transcribiendo los textos e incluyendo las imágenes en el mismo lugar que ocupan en el original. Veamos:
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¡Bombo, bombo camará..!
USTED alguna vez ha oído cantar, si es que no la ha cantado usted mismo, la vieja canción “Se acabó la Choricera”. Pero, probablemente, no sabe el suceso que le dio origen. Hay que ser de Oriente, la tierra de los Maceo, de las montañas y de Lola Baragaña...
Pero si usted conoce todo eso pero no ha oído cantar la canción al Chori, se ha perdido usted lo mejor de su vida, por lo menos, lo que viene a ser lo más representativo de nuestros cancioneros populares. Sabe usted menos que los DOS MILLONES de turistas americanos que traen en sus libretas de apuntes el nombre del Chori para no perderse el espectáculo.

Hace veinte o veinticinco años en una casa de “dudosa” moralidad de Santiago de Cuba (entrecomillamos “dudosa” porque eso es un modo de señalar, ya quiere decir todo lo contrario de lo que dice, esto es, que no hay duda alguna sobre la moralidad de la indicada) se celebraba noche tras noche una fiesta al rojo vivo. La casa era de Lola Baragaña y la fiesta se conocía por La Choricera. Ningún elemento de algún valor en Santiago dejaba de asistir (desde luego, el elemento masculino que es el único que no se mancha por ningún contacto). Un día el escándalo alcanzó tales proporciones que todos fueron a dar ante el Señor Juez Correccional. Del juicio salió la célebre canción “Se acabó la Choricera” y de la canción salió Silvano Bemba e’queque convertido en El Chori.
Desde entonces, todas las noches, en un soturno cabaret de la Playa de Marianao, El Chori celebra el famoso juicio haciendo el papel de Juez Correccional.
No trate usted de ir a buscar allí armonías inmediatas. Todo es un diálogo entre el Juez y los testigos, interpretados por otro músico que hace la relación de lo sucedido. El fondo musical apenas se precisa, pero a partir del brujo preludio del Chori sobre sus parches, usted difícilmente se podrá sustraer a la intrigante atracción del arte excepcional de Silvano, y a la oscura relación en vulgar romance del testigo, que el Chori encierra en una cadena invisible de armonías cuyos eslabones son apenas una palabra repetida a todo lo largo del suceso:
!Bombo!... ¡Bombo, camará!
Los entendidos no van nunca hasta después de las doce cuando el Chori ya ha apurado su vigésimo o trigésimo trago. Es entonces que él alcanza la perfección mímica. Es entonces cuando su ¡Bombo! se convierte en un susurro, imperceptible apenas...

—Bombo.., bombo... camará...
Y solo, espaciado en el silencio de los bongoses:
.. Bombo
El Chori va diciendo el nombre de los encausados.
Nombres y mímica lo convierten en el artista excepcional: Rosa La China, Ernesto Vior, Lola Baragaña, la Chirocera, Silvano Bemba e’queque...
— ¿Y puede usted decirnos cómo comenzaron los hechos?... Bombo, bombo camará!... Fulano, Fulano de Tal... Bombo camará...
Detrás del Chori están los músicos, pero él está solo creciendo en lo soturno del lugar, logrando la máxima expresión en la atención, la extrañeza, la severidad y el asombro que nadie como él ha simbolizado.

El testigo habla y los bongoses parecen dormirse, pero uno presiente que está a punto de estallar todo aquello en canto y golpes, de tambor. Los espectadores se inquietan y es fácil explicarse cómo tantas gentes han venido de lejos para escuchar la banal relación de un juicio por escándalo acaecido hace tamo tiempo.
Allí está El Ghori para ponerlo perennemente de actualidad, y parece renovada la sentencia cuando el exclama “¡180 días!” O cuando interroga: “Pero, ¿usted también, señor Jefe de la Policía?”... Y un trago más
Y la Choricera está a punto de terminarse, convirtiéndose el Chori en un espectador más. ..
Bombo, bombo camará. ..
Este Gene Krupa criollo utiliza los más extraños instrumentos —artefactos— para realizar su sensacional música. ..

Pero no se piense en un ente ridículo como el “profesor” Collado, esa caricatura musical que suele interrumpirle sus almuerzos. ¡El Chori es el Chori! Es genial buscando dónde está la nota justa, y ésta la puede hallaren sus parches lo mismo que en la bocina de un fonógrafo de la época de Edison o de Julio Verne, la rueda de un velocípedo o en una gangárrea lucumí. .. Con su imaginación intrigaría a los más atrevidos fabricantes de instrumentos musicales.

El Chori fué popularizado por las tierras de Uncle Sam por un sensacional reportaje que publicó la revista “Life”, y que llevó hasta las puertas de su cuchitril de la Playa, con Calloway y Woddy Hermán, a todos los grandes de la música popular que nos han visitado.
Otra de las particularidades de este artista nuestro es que se ha negado en más de una ocasión a firmar contratos para tocar en el extranjero. Vaya usted a saber por qué, pero él no quiere cambiar las penumbras donde trabaja por las luces multicolores de Broadway. En eso, como es su arte, es excepcional.

Vaya usted a la Playa, vaya después de las doce y escuchará algo excepcional... Se lo decimos nosotros que no le cobramos nada ni tampoco al Chori por la propaganda. ..
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Así termina el foto-reportaje en cuestión que aunque no lo aclara fue realizado en el “Rumba Palace” de “Las Fritas”, el famoso asentamiento de pequeños clubes, fondas, garitos y burdeles de carácter popular ubicado frente al Coney Island en la playa de Marianao. Con el advenimiento del gobierno revolucionario este fue desarticulado progresivamente hasta que a mediados de los sesenta quedó convertido en un barrio poblado por las llamadas “posadas” que tanto hicieron sufrir (con las colas) y disfrutar (con el amor) al pueblo cubano.
Sobre la galería adjunta:
En ella hemos incluido la portada de la revista usada y las mismas imágenes presentes en el foto reportaje pero en mayores dimensiones.
También veremos un grupo de fotos, tomadas ese mismo día por Constantino Arias, que nos ofrecen una magnifica perspectiva del establecimiento en cuestión con sus mesas rusticas, los manteles de hule comunes en las fondas habaneras, su pequeño salón de baila con el típico piso de cemento pulido sobre el cual se bailaba con facilidad. Un sitio después de todo pobre pero acogedor e íntimo, ideal para los grandes shows que vio pasar.

Entre dichas fotos destaca esta titulada “Autorretrato” que hemos usado en la presentacion. En ella aparece el maestro Constanino mientras enfoca su cámara hacia “El Chori” y su grupo de músicos. Note que le hemos sobrepuesto una de las tomas del foto-reportaje que demuestra a las claras que estamos en mismo sitio y el mismo día.
Por último, para si usted prefiere disfrutar del trabajo de la revista Gente directamente, al final hemos incluido las imágenes originales de las páginas correspondientes.
De todo ello se desprende el siguiente:
Listado de Imágenes
No.---Descripción
01---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.1, Silvano Bemba e’queque, El Chori…
02---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.2, Dos millones de turistas…
03---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.3, El Chori preludia La Choricera…
04---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.4, ¡Bombo!... ¡Bombo camará!…
05---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.5, Después del vigésimo trago…
06---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.6, ¡Queda abierto el juicio oral!…
07---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.7, Casi imperceptible….Bombo…
08---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.8, Rosa la China, Fulano, fulano…
09---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.9, ¿Con que todo es una calumnia?…
10---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.10, Usted…señor jefe de la policía?…
11---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.11, ¡180 días!
12---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.12, ¡Bombo!... ¡Bombo camará!…
13---“El Chori”, Foto-reportaje: Imagen No.13, Se acabó la Choricera, bombo camará!
16a---Foto de Constantino Arias junto al Chori en la barra del “Rumba Palace”
16b---Detalle de la foto anterior
17---Foto de Constantino Arias: Silvano Suarez, Las mesas del “Rumba Palace” y el Chori
18---Foto de Constantino Arias titulada “Rumba Palace y autorretrato”
19---Foto de Constantino Arias: Pareja de baile sobre una mesa del “Rumba Palace”
21---Portada de la revista “Gente”, año II, núm. 19, del 7 de Mayo de 1950
22---Página 14 de la revista y primera del foto-reportaje sobre “El Chori”
23---Página 15 de la revista y segunda del foto-reportaje sobre “El Chori”
24---Página 16 de la revista y tercera del foto-reportaje sobre “El Chori”
25---Página 17 de la revista y cuarta del foto-reportaje sobre “El Chori”
Aclaración:
A pesar de su temática no hemos incluido esta página en la sección “Galería Artística-Musical Cubana” pues se refiere a un reportaje periodístico y no a una colección en particular.