LAS FICHAS DE CASINO CUBANAS
Es importante aclarar que tanto este escrito como las páginas incluidas en esta sección no deben ser vistos como una incitación al juego de azar sino como una simple contribución a la historia de esta actividad y las fichas que generó en la Cuba Republicana. Su única intención es resultar de utilidad para los interesados en esta rama de la numismática.
Llegó a ser la ciudad de la Habana, a finales de la década del cincuenta del siglo pasado, plaza preferida para el asentamiento de varios de los grandes casinos de América, en muchos de los cuales tuvieron intereses y activa participación los más connotados mafiosos norteamericanos de la época. Frecuentados no solo por nacionales y turistas sino también por jugadores profesionales, hombres de negocios, artistas de Hollywood, etc., que hacían rápidos viajes de ida y vuelta desde Estados Unidos para disfrutar de los grandes atractivos de una ciudad que nunca dormía, los centros de juego cubanos llegaron a constituir una de las principales ofertas turísticas del Caribe.
Controvertidos personajes, que unas veces moviéndose en la sombra organizaban y dirigían la actividad (como Meyer Lansky o Santos Traficante) y que otras como anfitriones de conocidos establecimientos les traían renombre y respetabilidad (como George Raft en el Capri o Wilbur Clark en el Nacional) le dieron a la turbulenta ciudad un halo que aun hoy seduce a los estudiosos de una época borrascosa y anecdótica.
Con un estilo agresivo que dejaba atrás a los encopetados casinos de Nevada y Europa, se competía aquí ofreciendo además de un juego serio y profesional, posibilidades tanto para el millonario que los visitaba por su cuenta como para el simple empleado que usaba un paquete de Cubana de Aviación creado al efecto (por 70 dólares tenia transporte desde Miami, hotel, comida y bebida para una noche de juego).
En poco menos de una década, gracias a una flexibilización de la política gubernamental respecto a los juegos de azar, fabulosas inversiones, y a una bonanza económica en que el peso cubano cambiaba a la par del dólar, llegaron a ser los casinos habaneros negocios de primer orden que repletos a diario obtenían ganancias millonarias.
Como es lógico este florecimiento del juego organizado en Cuba condicionó la emisión de variadas series de fichas cuyo estudio y colección se encuentran muy ligadas al transcurrir de los establecimientos que de una forma u otra las usaron. Muchas de dichas piezas, cargadas de confusas historias, se encargaban a fabricantes norteamericanos, presentando bellos diseños, formas y colores, todo lo cual constituye hoy en día un gran atractivo para los coleccionistas aficionados a esta rama de la numismática que aunque joven es reconocida por lo adictiva que resulta. Como una ayuda para ellos, a la hora de estudiar y organizar sus piezas, explicaremos a continuación algunos aspectos de interés sobre el desarrollo de dicha actividad en la Cuba republicana:
UN POCO DE HISTORIA:
El juego en Cuba…
Uno de los grandes problemas de la naciente republica cubana a inicios del siglo pasado fue la adicción al juego de diversas capas de su población. Este hecho, condicionado por factores históricos que se remontaban a la época colonial, cuando los propios gobernantes españoles lo usaron como un elemento de adormecimiento y control de una población oprimida a la que siempre se le negó educación y cultura, gravitó sobre la opinión publica tanto nacional como foránea dándole una mala fama al cubano. Ya a principios del siglo XIX, José Antonio Saco lo describía como un cáncer devorador que se había difundido sobre cada ciudad, pueblo o rincón del país: “Las casas de juego son la guarida de nuestros hombres ociosos, la escuela de corrupción para la juventud, el sepulcro de la fortuna de las familias, y el origen funesto de la mayor parte de los delitos que infectan la sociedad en que vivimos” escribía ya en 1832 el gran pensador.
A lo largo de dicha etapa colonial el pueblo cubano forjó su identidad bajo la perniciosa influencia de diversos tipos de juegos de interés: la lotería que existió desde la temprana fecha de 1812, el billar con múltiples salones en clubes y cafés de todas las ciudades del país, los partidos de cartas y dados que se practicaban abiertamente tanto en bares y casas particulares como en calles y plazas, las peleas de gallos que dominaban las áreas rurales constituyendo el pasatiempo nacional de las masas campesinas y por último la “bolita” o “charada china”, consecuencia de la presencia de una gran masa de inmigrantes de dicha nacionalidad que nos trajo su adición a una especie de lotería popular basada en la correlación entre números y animales o sucesos y que llegó con su alto contenido cabalístico para quedarse en el alma del cubano hasta el día de hoy.
Ese fue el legado que recibió la república en la época de su constitución. Sin embargo, contrariamente a lo que muchos piensan, no fue Cuba un paraíso para el juego organizado en esa primera etapa. Hacia este, que se consideraba oficialmente ilegal y contra cuya existencia se dictaron fuertes regulaciones, existía una gran oposición en determinadas capas cultas y mediáticas de la población, resultando prácticamente imposible obtener una licencia para el establecimiento de juegos de azar en un centro determinado. Incluso la lotería estuvo prohibida en los primeros años de la republica hasta que en el año 1909 el gobierno del presidente José Miguel Gómez la autorizó de nuevo con el pretexto de que sus fondos ayudarían a la construcción de obras sociales.
Los primeros casinos…
Los primeros casinos importantes y autorizados a operar de forma oficial en Cuba fueron operados por la firma “Urbanizadora del Parque y Playa de Marianao”. Esta Compañía, conformada por influyentes personajes de la época como Carlos Miguel de Céspedes, José Manuel Cortina, Manuel de la Cruz, etc., a finales de la segunda década y gracias a sus relaciones con las altas esferas del gobierno consiguió la concesión para establecer y operar durante treinta años un gran complejo turístico en el término municipal de Marianao, en la zona costera del oeste habanero. Esa parte de la ciudad, con magnificas perspectivas turísticas por sus hermosas playas y su cercanía al centro, inhóspita por aquel entonces, fue pronto transformada mediante la compra a partir de 1917 de diversas fincas y parcelas, los correspondientes trabajos de urbanización y la construcción de grandes edificios y repartos, en el “Gran Parque de Residencias y Diversiones en la Playa de Marianao”, en el cual, uno de los principales objetivos era la explotación de juegos de azar con finalidades turísticas al estilo de las grandes playas europeas.
De todo esto nos da una idea cabal este artículo de la revista Chic del mes de Julio de 1918.
El Gran Casino Nacional durante el invierno, el Casino de la Playa o Summer Casino durante el verano y una pequeña sala de juegos instalada en el Jockey Club del hipódromo Oriental Park fueron las principales instalaciones que operó dicha compañía a partir de 1922. Para permitir su operación legal había sido promulgada la Ley del Turismo del 8 de Agosto de 1919, la cual, en sentido general, continuó rigiendo la actividad durante toda la época republicana. Al establecer dicha ley (cuyo texto incluimos al final de este escrito) en su artículo VII la necesidad de una inversión de más de millón y medio de pesos (suma demasiado fuerte para aquella época) por parte de una empresa determinada para obtener una licencia que permitiera la explotación de juegos de azar en sus instalaciones y además contener diversas cláusulas restrictivas, no surgieron otros establecimientos del mismo género durante muchos años. Sin embargo existieron diversos clubes y sociedades en los cuales, aunque nunca se llegó a instalar un casino como tal (considerando a las ruletas como elemento esencial), se practicaron diferentes tipos de juegos de azar a puertas cerradas. Estos juegos que pudiéramos llamar “de mesa” y que usaban los dados y las cartas (poker, monte y dado, tresillo, bacarat, 21, etc.) se practicaban con discreción en casi todo el país, tanto por los adinerados miembros de las sociedades regionales y clubes de recreo (Habana Yatch Club, Unión Club, Liceos, Colonias Españolas de diversas ciudades, etc.) como por las clases populares en los bares y tugurios que operaban sin licencia gracias a arreglos con las autoridades locales. Un detalle interesante es que al estar dicha actividad prohibida oficialmente y no poseer la licencia correspondiente sus organizadores, muchas veces estos no gustaban de identificar las fichas que usaban con su razón social o su nombre completo, usando solo iniciales, monogramas o símbolos correlativos en su diseño. Evitaban con ello posibles pruebas en caso de una acción judicial contra ellos en un momento determinado. Ese es el motivo de la gran cantidad de fichas de juego de épocas tempranas que aparecen en la colección cubana que no se han podido identificar y se mantienen como indeterminadas actualmente.
La década del cuarenta…
Al igual que en tiempos anteriores, durante la década de los cuarenta, el juego se mantenía oficialmente ilegal, ampliamente criticado por diversas esferas pero presente de forma subrepticia en muchos lugares.
Sin embargo, a pesar de prohibiciones y campañas en contra, en la ciudad de la Habana llegaron a funcionar – bajo protección de las autoridades locales y tras el telón - tres casinos no oficiales asociados a espectáculos de cabaret en los siguientes centros nocturnos: Montmartre, Sans Souci y Tropicana. Por su posterior importancia merecen estos ligeras referencias:
El Montmartre, situado a poco menos de cien metros del hotel Nacional, que existía desde los años treinta con el nombre de “Molino rojo”, introdujo el juego en sus instalaciones a mediados de la década. Según se cuenta ello se debió a la presencia en Cuba de Lucky Luciano, quien en 1946, gracias a su estrecha relación con su dueño Indalecio “el Nene” Pertierra y avizorando las grandes posibilidades de la actividad, aconsejó a este la apertura de un salón de juegos adjunto al cabaret. Es harto conocido que fue este señor Indalecio Pertierra, abogado, presidente de la “Compañía Operadora del Hipódromo del Oriental Park, representante a la cámara, con grandes influencias en el gobierno, quien gestionó y obtuvo la visa de entrada de Luciano a Cuba.
El Sans Souci, un discreto centro nocturno ubicado en las afueras de la ciudad e inscripto en un ambiente natural contaba con un reconocido restaurante y magníficos espectáculos nocturnos que atraían a gran cantidad de turistas. En realidad sus mejores ganancias las proporcionaba un salón de juegos instalado en un pequeño salón adjunto del cual no se hacía mucha propaganda pues no existía una licencia oficial para su explotación.
En cuanto a Tropicana, llamado a obtener fama universal en los años venideros debido a sus sorprendentes instalaciones basadas en la conjugación de la naturaleza con la obra del hombre en función del espectáculo, por esos tiempos solo contaba con un discreto escenario al aire libre donde se ofrecían muy buenos espectáculos gracias a la experiencia de su creador, el promotor artístico Víctor de Correa. Siguiendo el esquema clásico de operar salones de apuestas contiguos a las atracciones musicales existía allí un pequeño club de juegos llamado “Beau Site Club”, instalado en los garajes de la lujosa mansión que formaba parte de la villa alquilada para albergar la instalación.
A estos tres establecimientos que en definitiva tuvieron gran importancia desde nuestro punto de vista debido a la gran cantidad de fichas que emitieron le dedicaremos en esta sección páginas completas en las cuales veremos su historias y características con mas detenimiento.
Los inicios de los cincuenta...
Gracias a artículos relativos al desarrollo de la actividad encontrados en la prensa de la época, hemos podido corroborar que fue este un periodo tumultuoso, en que las trampas eran abundantes y el ambiente algo sórdido en los establecimientos mencionados anteriormente. La presencia de las primeras avanzadas de gánsteres (que desocupados después de que la Investigación Kefauver terminara con el juego organizado en Estado Unidos se desplazaron hacia el Caribe) hacia que la ciudad gozara de una triste fama de plaza corrupta y peligrosa.
La Jauría Purpura de Detroit, el bajo mundo de Chicago, el Sindicato de New York y New Jersey, etc., se habían trasladado a la Habana convirtiéndola en una especie de asilo del bajo mundo. Así personajes como “Músculos “ Martín en Sans Souci (donde Joe Massei - alias Joe Massey, Dave Yaras - pistolero de Chicago y Sammy Mannerino - ex raquetero de Pittsburgh, estaban a cargo del centro) o el experto Bilie Bloom en Tropicana, aparecieron en las mesas de dados desplumando mediante el llamado “razzle” o “juego rápido” a gran cantidad de turistas norteamericanos cuyas quejas llegaban constantemente a la embajada de su país y a la Comisión Nacional de Turismo, apareciendo para descrédito de la ciudad incluso en los medios de prensa norteños.
Todo lo anterior le hacía un gran daño a la imagen de la Habana como destino turístico en un momento en que la mayoría de los gobiernos del Caribe (Haití, República Dominicana, Jamaica, Puerto Rico) soñaban con convertirse en las Rivieras del Caribe ante el hecho de la exterminación del juego en Estados Unidos.
A todo lo anterior se unía una gran repulsa por parte de los medios de prensa más serios del país donde abundaban artículos como este publicado por la revista Survey de Noviembre de 1950.
La llegada del boom …
El cambio en la situación anterior se produjo cuando dos factores determinantes se conjugaron:
- el acceso al poder por segunda ocasión mediante un golpe de estado, en Marzo de 1952, del presidente Fulgencio Batista que en esta ocasión, impuesto del gran provecho que podría sacar del desarrollo del juego organizado ligado al turismo, no quería perder la oportunidad que desaprovechó cuando la época de la Ley Seca.
- la continua presencia en el país de Meyer Lansky, que habiendo establecido contactos con varios personajes en las esferas del poder y los negocios en algunas visitas anteriores, hizo su primera incursión en el mundo del juego habanero al interesarse en el Casino del Montmartre donde llegó a comprar intereses cercanos a un 50 % instalando allí a varios de sus allegados. Estos además de proporcionar el prestigio necesario ante los jugadores profesionales americanos aseguraron que la actividad fuera limpia y segura por primera vez en el país atrayendo así a un número cada vez mayor de clientes.
A tono con esta nueva política el gobierno preparó rápidamente las condiciones para la nueva época que se acercaba. Se tomaron así medidas para, valiéndose incluso de las fuerzas armadas, limpiar los sitios que perjudicaban el buen nombre de la actividad, clausurando varios garitos de poca monta, requisando los casinos donde se habían presentado problemas, deshaciéndose de los tramposos (en su mayoría los referidos “artistas del razzle”) muchos de los cuales fueron deportados a su país, etc.
Se creó además una nueva Comisión de Turismo, creada expresamente para poner las cosas en su lugar, la cual contó incluso con el asesoramiento de Fred Freed, un experimentado organizador del mundo del juego norteamericano. Entre los enunciados que esta promulgó encontramos los siguientes:
“Decretaremos la expulsión del país de cualquier norteamericano que venga a Cuba a perjudicar el juego en nuestros casinos”
‘Haremos que todos los casinos utilicen dados y barajas suministrados solamente por el gobierno”
“En cada centro tendremos inspectores que no despegaran los ojos de los juegos”
"Cuando el juego este legalizado, algunos de los centros más respetables del mundo abrirán en la Habana”.
“La Habana será otro Montecarlo. Solo que más grande y con más fácil acceso”.
El próximo paso fue la promulgación del decreto ley Numero 2074 que modificaba algunos aspectos de la ley de turismo ya existente, contribuyendo a legalizar el juego al flexibilizar la concesión de licencias para instalar nuevos casinos (podían hacerlo hoteles con un monto de inversión mayor a un millón de pesos y cualquier centro de diversión evaluado en más de 200,000 pesos). Además se implementaron medidas proteccionistas para la entrada al país de los equipamientos necesarios y grandes exenciones tributarias para las inversiones del ramo. También se facilitó la obtención de visas de entrada por dos años para renombrados croupiers norteamericanos y el personal con los conocimientos técnicos necesarios. En cuanto a la presencia de los indispensables clientes se dictaron medidas que abrieron la posibilidad a los turistas norteamericanos de entrar al país sin visas, de arribar con sus yates y aviones sin permiso previo o de servirse de las nuevas y baratas conexiones aéreas que se crearon. Todo ello, junto a la estrecha cooperación oficial por parte de un gobierno que en pleno comenzó a ver la actividad como fuente principal de ingresos dentro del marco de una industria turística competitiva y flexible, facilitó la entrada de capitales (pertenecientes en su mayoría a la mafia norteamericana) en el sector.
Aunque el Montmartre marcó una pauta en cuanto al juego limpio dentro de un ambiente corrupto, la gran entrada del juego organizado en la ciudad de la Habana se produjo un tiempo después cuando en 1955 Meyer Lansky , ya trabajando en conjunto con el presidente Batista como su principal consejero dentro de este campo, se decidió a impulsar la construcción de un gran complejo de servicios en el ala izquierda del Hotel Nacional donde en corto tiempo se instaló el famoso “Casino Parisién”, también conocido como “Casino de Wilbur Clark”. Este conocido personaje, organizador del famoso Desert Inn de Las Vegas, fue contratado expresamente para que se hiciera cargo de la promoción de dicho centro, atrayendo con su carisma una gran clientela y comunicándole un sentido de confiabilidad en sus operaciones fundamental en aquellos momentos iniciales. Fue este el primer gran casino que operó en la Habana, llegando a ser conocido en toda Norteamérica y produciendo grandes ganancias gracias a la respetabilidad que le infundían sus operadores y a su ubicación en un hotel de fama mundial.
A partir de entonces y siguiendo esta pauta, en menos de tres años se duplicó la capacidad hotelera de la capital y se ampliaron considerablemente las posibilidades para el juego organizado gracias a la construcción de varios hoteles de primera categoría con sus correspondientes casinos y la modificación de otros ya existentes para instalárselos. Lo mismo sucedió con numerosos centros de diversión que o bien se crearon con tal fin o se modificaron para albergar salones de juego. Ya por ese entonces nadie le discutía a la ciudad de la Habana su supremacía como primer destino turístico de la región. Esta había triunfado en la competencia por erigirse como la “Riviera del Caribe” y estaba llamada a convertirse en poco tiempo, de acuerdo a los ambiciosos proyectos que fueron surgiendo en la “Mecca del Juego” en el hemisferio.
Sin embargo, un hecho hasta cierto punto inesperado, que no llegaron a prever con claridad los florecientes gestores de este mundo del juego organizado, estaba por producirse: el triunfo de la Revolución Cubana.
El fin de los casinos en Cuba…diciembre del 58:
Para hacernos una idea aproximada de la situación del juego organizado en Cuba en sus tiempos de mayor apogeo, al final de la etapa arriba mencionada, allá por Diciembre de 1958, enumeramos a continuación los establecimientos más importantes en los cuales se practicaba dicha actividad en aquellos momentos:
Habana:
En grandes hoteles funcionado como casinos independientes:
Capri, Riviera, Habana Hilton, Nacional, Saint John, Deuville, Sevilla, Plaza y Comodoro.
En centros de diversión ligados a espectáculos nocturnos:
Sans Souci, Monsmartre (cerrado temporalmente), Tropicana, Night Club Nacional, Casino del Río, Club Sierra, Morocco Club, Night and Day, etc.
En centros de apuestas y deportivos:
Jockey Club del Oriental Park, Frontón Habana Madrid, Frontón Jai- Alai.
Matanzas:
Casino del Hotel Internacional de Varadero, Rain Bow (en los márgenes del Río Canimar, a la salida de Matanzas hacia Varadero).
Las Villas:
Casino de Venecia, Hotel Jagua de Cienfuegos.
Camaguey:
Copacabana, Reno Club (en Ciego de Ávila)
Santiago de Cuba:
Hotel Casagranda, Centro de la Colonia Española, Club Aponte, Club San Carlos, Club Trescientos, Sociedad Luz de Oriente, Unión Club, Guillermo Badell, Casino Cubano, etc.
También en el hotel Colony de Isla de Pinos, prácticamente sin terminar se jugaba en un pequeño local según versiones relacionado con Meyer Lansky.
Ya en ese entonces el Summer Casino o Casino de la Playa había desaparecido y el Casino Nacional se mantenía solo como razón social y centro coordinador de la actividad. En el año 1952, transcurridos los treinta años de funcionamiento la concesión que los autorizo había expirado pasando sus instalaciones a manos del municipio de Marianao.
A este panorama se unían múltiples casas particulares, bares y tugurios de poca monta donde se jugaba abiertamente y sin licencia.
Además como hemos explicado anteriormente se jugaba intensamente aunque a puertas cerradas en la mayoría de los clubes y sociedades del país.
El Primero de Enero…
El brusco cambio de poderes acontecido en Cuba, con el triunfo mediante la lucha armada de una revolución popular, hizo que el día primero de Enero de 1959, ante la inesperada huida del presidente Batista, se produjeran a lo largo del país diversos hechos de violencia, muchos de los cuales estuvieron dirigidos a destruir todo aquello que tuviera nexos con los grupos que abandonaba el poder.
En la ciudad de la Habana una enardecida muchedumbre se lanzó inmediatamente a las calles, destruyendo la mayoría de los establecimientos donde se practicaban juegos de azar, que eran repudiados porque existía una percepción entre las clases populares de que estos eran establecimientos elitistas, solo para ricos, en los que se timaba a los asistentes bajo la protección de las autoridades. Los continuos ataques de una gran parte de la prensa y sobre todo la mala fama de las máquinas tragamonedas habían contribuido a crear dicha impresión.
Así, muchos casinos fueron saqueados, sus instalaciones destruidas, las mesas de juego, las ruletas y diversos enseres terminaron en medio de las calles. Como es lógica la misma suerte corrieron sus fichas, la mayoría de las cuales fueron incineradas o lanzadas a la basura. Entre estos, los que más sufrieron fueron aquellos cercanos al Parque Central, que fue el sitio donde se reunió inicialmente la muchedumbre. Totalmente destruidos fueron El Night Club Nacional, el Morocco Club, el Habana Madrid, el Frontón Jai-Alai y los casinos de los hoteles Plaza y Deauville. Interesantes imágenes sacadas de la prensa de la época en que aparecen estos centros destruidos serán incluidas junto a sus fichas en las páginas que les corresponden.
Solo aquellos establecimientos más protegidos al estar ubicados dentro de los grandes hoteles o los que estaban en las afueras de la ciudad se salvaron de este primer embate.
En los primeros días del gobierno revolucionario, debido a la magnitud del cambio de poder, a la conmoción del momento, al rechazo del pueblo y de las nuevas autoridades hacia los juegos de azar, todos los casinos del país que habían subsistido fueron clausurados. Posteriormente, cuando se comenzó a normalizar la situación, el hecho de que estos estuvieran muy ligados a los hoteles y centros de diversión hizo que el poderoso sindicato gastronómico iniciara una serie de protestas y manifestaciones pidiendo su reapertura debido a la gran cantidad de trabajadores que su cierre había dejado sin empleo.
Todo ello terminó con una gran reunión en la Ciudad Deportiva, el día 13 de Febrero de 1959, en la que se decidió por parte de la dirección del país acceder a dichas demandas, poniendo el asunto en manos del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda, que posteriormente acordó permitir la reapertura solo de los más importantes, asociados mas bien a grandes hoteles o a espectáculos de categoría. Fueron autorizados a operar los casinos del Habana Hilton, Capri, Riviera, Comodoro, Hotel Nacional, St’John, Tropicana, Sans Souci y Montmartre en la Habana, el Venecia de Santa Clara y el Internacional de Varadero.
Sobre la situación en esos momentos nos habla este artículo de la revista Show del mes de Marzo de ese año.
Sin embargo, como era de esperar, el funcionamiento de estos centros bajo las nuevas condiciones del país fue muy irregular. La mayoría quebró rápidamente debido a las diversas restricciones que enfrentaron y al rápido deterioro de las relaciones con Estados Unidos que dieron lugar a una gran baja turística y al abandono del país de la mayoría de sus operadores y dueños. Con el paso del tiempo se dictó una ley mediante la cual fueron todos intervenidos por el gobierno, prohibiéndose definitivamente el juego de interés de cualquier clase en el país.
Durante dicha intervención, que se llevó a cabo con gran rigurosidad, con la participación incluso de las fuerzas armadas, todos los casinos fueron clausurados, sus existencias inventariadas y la mayoría de los medios de juego fue incinerada ante el temor de que estos fueran usados de nuevo por particulares. Solo se salvaron algunos pocos enseres y fichas que se enviaron a la recién creada Sección de Bienes Malversados y que se guardaron en almacenes estatales, generalmente de los medios de difusión, con el fin de usarlas en futuras producciones televisivas o cinematográficas.
Como es de suponer, estos singulares acontecimientos hacen que las fichas cubanas sean muy difíciles de conseguir actualmente pues los casinos que las usaron no fueron desactivados como se hace regularmente en otros países. Se da el caso incluso de centros de los que, a pesar de que se sabe existieron y operaron durante largos periodos, no se conozca ficha alguna o se conozcan muy pocas.
LAS FICHAS CUBANAS:
Sus tipos…
A continuación mostraremos los diferentes tipos de fichas que se usaron en los casinos y casas de juego cubanos con la finalidad de que sirvan a los coleccionistas como una ayuda mas a la hora de estudiar aquellas que no tengan una clara identificación debido a que se refieren a centros desconocidos o exhiben solo iniciales, monogramas o símbolos.
La relación entre estos con la época o los establecimientos en que aparecieron nos permitirá organizar en gran medida la colección cubana.
Atendiendo al material o al diseño que se usó en su fabricación hemos podido determinar los siguientes tipos de fichas:
1- Fichas de Marfil.
Se usaron en el siglo XIX en algunas sociedades y casas de juego importantes. Las más interesantes que hemos visto son las del Unión Club, el más antiguo de los grandes clubes habaneros. Generalmente eran de fabricación artesanal, con tamaños que dependían de su valor y con caracteres grabados a mano, asegurándose ante las falsificaciones por la calidad del material usado.
2- Fichas de Nácar.
Proliferaron a principios del siglo XX, en su mayoría encargadas por casas particulares a firmas europeas especializadas en el ramo. Las más sobresalientes de la colección cubana fueron las pertenecientes al presidente José Miguel Gómez, que pueden ser vistas en su totalidad en una de nuestras páginas. Eran piezas por lo general muy bellas que se caracterizaban por presentar diversas formas y colores y por solo usar monogramas o iniciales en su diseño. Su principal desventaja era lo frágiles que resultaban, motivo que hizo que fueran poco usadas por las casas de juego profesionales. Por ejemplo, las del Unión Club, que las usó en abundancia en una época, aparecen deterioradas en su mayoría resultando muy difícil encontrar una completa actualmente.
3- Fichas de material plástico antiguo.
Se usaron en pequeñas casas de juego y sociedades a inicios de siglo pasado. Generalmente eran de diferentes tamaños y formas, más pequeñas que las conocidas actualmente, no eran fáciles de poner una sobre otras, se deformaban con el calor y se rompían fácilmente debido a las propiedades de un tipo de material no adecuado para tal fin. Se dejaron de usar muy pronto. Ejemplos: Sociedad “El Paraíso”, Casino Español de la Habana, Club Union, Club Oriente, etc.
4- Fichas de Baquelita.
Fueron las primeras fichas de importancia, fabricadas profesionalmente, que usaron los casinos. Se caracterizan por sus variadas formas, tamaños y colores y porque el material que las compone es algo transparente (característica de la bakelita). Se prestaban a diseños muy complejos que se ejecutaban mediante capas de tonos diferentes.
Como en todos los tipos vistos hasta ahora los valores de las fichas condicionaban su tamaño y forma, siendo usual a las de valores altos hacerlas más grandes y de formas rectangulares u ovaladas. Las series más completas las emitió el Casino Nacional de Cuba que fue el pionero de los grandes centros del país. Otros ejemplos: Oriental Park, Internacional de Varadero, Unión Club de Santiago de Cuba, etc.
5- Fichas con motivo central impreso (Crest and Seal).
Son posteriores a las de bakelita, se puede asegurar que fue el tipo de ficha más usada durante la primera mitad del siglo pasado. Construidas de un plástico duro concebido al efecto, con la superficie lisa y con un impreso litografiado en su interior que se cubría con una lámina plástica resolvieron el problema de la seguridad ante las falsificaciones a la vez que eran baratas de producir y muy fáciles de agrupar unas sobre otras y de contar. Inauguraron la etapa en que todas las fichas eran de la misma forma (redondas) y dimensión y los valores dependían de la inscripción o el color.
Fabricadas todas en Norteamérica por la United States Playing Card's Company (UPSC), en Cuba las usaron las más diversas Sociedades y Clubes y varios casinos importantes en sus primeros tiempos.
Ejemplos: Sociedades: Habana Yatch Club, Colonia Española de Camaguey, Colonia Española de Santiago de Cuba, A P del V (Asociación de Propietarios del Vedado), A G (Artística Gallega), etc.
Casinos: Gran Casino Nacional, Sans-souci, Montmartre, etc.
6- Fichas plásticas de dos piezas o tapas.
Se usaron fundamentalmente en la zona oriental del país. Son fácilmente identificables porque todas usaron el mismo tipo de caracteres en la impresión de sus números y letras y porque generalmente están formadas por dos capas cuya separación es fácil de observar. Eran fabricadas con un plástico ligero pero resistente mediante el cual se obtenían varios tonos de colores. Aunque no hemos podido identificar al fabricante pensamos que este radicaba en la ciudad de Santiago de Cuba. Nunca hemos visto una pieza de ese tipo perteneciente a un establecimiento de occidente.
Ejemplos: Unión Club de Santiago de Cuba, Guillermo Badell, Club San Carlos, Gremio de Estibadores, Sociedad Luz de Oriente, Sociedad Siglo XX, Circulo Liberal, El Mero, etc.
7- Fichas de plástico arcilloso moderno.
Este tipo de ficha que surgió a finales de los años cuarenta fue la que vino a resolver todos los problemas que iban quedando. Construidas con un material muy resistente a los golpes que se ha seguido usando hasta el día de hoy, más pesado, con un componente arcilloso y de bordes en 90 grados, eran fáciles de apilar en “estacas” de una misma cantidad, primera habilidad que tenían que aprender los croupiers. Cuando tenían impresiones en el centro éstas eran ahora impresas sobre un plástico muy resistente que no presentaba los problemas de las de Creast and Seal ante la humedad o el calor (a las que se le levantaba y deformaba la lámina plástica que cubría el centro). Fabricadas todas en Estados Unidos por la “Burt Company”, que por esa época absorbió a la UPSC, las usadas en Cuba se caracterizan generalmente por presentar siempre un dibujo o motivo en forma de cordoncillo cercano a su borde exterior. Atendiendo a la forma de dicho motivo podemos definir los siguientes subtipos dentro de este grupo:
7a – Cordoncillo con cadena.
Ejemplos: El Casino de Tropicana en sus primer año de existencia cuando se llamaba “Beau-Site Club” y en su primera serie de fichas sin valor. También la uso el Casino Internacional de Varadero en la serie que emitió a principios de los 50.
7b - Cordoncillo con rectángulo y rombos.
Ejemplos: Monsmartre, Sans-Souci
7c - Cordoncillo con círculos.
Ejemplos: Serie sin valor del Monsmartre, Yatch Club.
7d- Cordoncillo con la H
Ejemplos: Habana Hilton y Casino de Wilbur Clark.
7e- Cordoncillo con la S
Solo lo hemos visto en las piezas del Casino del Hotel Saint-John.
7f- Cordoncillo con trapecios
Ejemplos: Riviera, Habana Madrid, Capri (Serie de la Islita), etc.
7g- Cordoncillo de cadena
Este diseño, en el que se contraponen figuras geométricas invertidas formando una cadena, es el más abundante en las fichas cubanas. Lo usaron la mayoría de los casinos que estaban funcionando a finales del año 58:
Ejemplos: Capri, Wilbur Clark, Sevilla, Comodoro, Casino del Rio, Plaza, Morocco, Tropicana, Venecia, Casagranda, etc.
8- Fichas de plástico de fabricación nacional.
Este tipo de fichas es abundante en las ultimas emisiones de los grandes centros que funcionaron en los cincuenta, pensamos que fueron de fabricación nacional. Eran un poco mayores que las anteriores (1.6 pulgadas de diámetro) y todas presentan el mismo tipo de caracteres en la escritura que tiene impresa. A pesar de ser más sencillas parece ser que eran muy seguras ante las falsificaciones pues hemos visto piezas de este tipo con valores hasta de mil pesos.
Ejemplo: Habana Hilton (Serie de Valor- Ruleta), Tropicana, Tropical Night Club, Copacabana de Camaguey, etc.
9- Fichas de plástico transparente o vidriado.
A este grupo pertenecen las series emitidas a última hora por los casinos de los hoteles Deauville, Plaza e Internacional de Varadero. Son fichas más pequeñas pero muy llamativas por sus intensos colores, siempre de valores, con 1.4 pulgadas de diámetro, que se caracterizan por su dureza y la rara transparencia del material usado. En realidad no tenemos idea de donde fueron fabricadas.
Además de los anteriores podemos encontrar algunos tipos más de fichas en la colección cubana los cuales no hemos enumerado porque pertenecen a piezas o series aisladas, algunas de ellas fabricadas posiblemente en Europa, todas con diseños y formas diferentes. También existió en el país un gran surtido de fichas genéricas, destinadas más bien al juego de poker, que se fabricaban para ser vendidas en los comercios y ser usadas fundamentalmente por particulares aunque algunos centros de juego las llegaron a usar para resolver situaciones de apremio, a veces con contramarcas o sobreimpresiones (como el Unión Club de Santiago de Cuba).
Otro tipo de piezas que veremos en algunas de nuestras páginas son las fichas de metal, las cuales se acuñaron al estilo de monedas por diversas sociedades y clubes. Su estudio resulta complejo pues generalmente es difícil determinar si fueron usadas en juegos de azar o con otros fines por los centros que las emitieron.
Relación entre sus colores y sus valores…..
Debido a lo interesante que resulta, mostramos a continuación una imagen en la cual se incluyen juegos de fichas de 1, 5, 25 y 100 pesos pertenecientes a varios de los casinos más importantes cubanos en la cual se puede ver como usualmente los fabricantes asociaron un color determinado a cada uno de los valores de las fichas de cada serie.
Así se cumple regularmente lo siguiente:
$ 1.00 – Amarillo
$ 5.00 – Rojo
$ 25.00 – Verde
$ 100.00 – Negro
Esto ayudaba a evitar falsificaciones y a la vez le permitía a los croupiers y jugadores identificar las fichas a primera vista. Claro que esta regla no era obligatoria y se pueden ver ejemplos en que no se cumple. Más bien la usaron los grandes casinos, que encargaban la fabricación de sus fichas a Norteamérica, donde se manejaba tal criterio.
Dificultades para la obtención de las fichas cubanas:
Los hechos irregulares descritos anteriormente alrededor del mundo del juego y sus fichas en Cuba han condicionado la obtención de estas a factores muy singulares. Sus fuentes generalmente han sido:
a- pequeñas cantidades que guardaron los empleados y el personal relacionado con los casinos a partir de su cierre o que mantuvieron algunos coupiers en su poder debido a la situación inusual que se creó a partir de la caída del régimen en que desaparecieron los rígidos controles usados tradicionalmente por los operadores de dichos centros.
b- unas pocas que recogieron ocasionalmente personas que se encontraban presentes cuando la destrucción de los centros de juego, el día 1ero de Enero de 1959.
c- piezas aisladas que se guardaban como souvenir o por olvido, sobre todo por jugadores ocasionales o mujeres que visitaban los casinos junto a personajes acaudalados o turistas. En este caso siempre eran de poco valor pues en Cuba el peso tenía el mismo valor del dólar y nadie se supone guardara un souvenir de más de 5 pesos.
d – algunos lotes que como explicamos anteriormente fueron guardados como medios básicos para producciones televisivas o cinematográficas y que cuando comenzó el auge de su coleccionismo fueron sustraídos por elementos inescrupulosos.
e- algunas fichas como las del Hotel Plaza, Casino del Río y las de Monte y Dado del Habana Madrid, etc. que se consiguen con facilidad es los Estados Unidos debido a que habiendo sido encargada su fabricación durante los últimos meses de 1958 no tuvieron tiempo para llegar a Cuba y utilizarse debido a la caída del régimen.
f- lotes que por diversas razones fueron a parar a manos de particulares que tuvieron relación o estuvieron presentes cuando la Nacionalización de los Casinos y que las guardaron como recuerdos atraídos por su colorido o con la intención de usarlas en diferentes aplicaciones tales como:
-la fabricación de llaveros, cortinas y diversos tipos de adornos (razón por la cual muchas aparecen con huecos).
-usarlas como contraseñas en parqueos de bicicletas o para repartir bebidas en fiestas y actividades de centros de trabajo.
-usarlas como fichas en juegos particulares de damas, dominó, cartas, etc.
El Mercado…
La afición a coleccionar fichas de casino, sin dudas adictiva y a la vez compleja por el manto de misterio e historias prohibidas que tras ellas se oculta, resulta relativamente joven si se compara con otras ramas del mundo del coleccionismo. En Cuba no cuenta con más de tres décadas de antigüedad.
Cuadro de estas se trata, no se da el caso de que se acostumbraran a formar colecciones en la época de su emisión y uso, como sucedió históricamente con los sellos o las monedas, tal vez debido a lo costoso que hubiera resultado (dado los altos valores de algunas fichas) o a que las capas de la población que acostumbraban a jugar o tenían acceso a dichas instalaciones no eran generalmente personas interesadas en tales quehaceres. Por nuestra parte no hemos encontrado ni un solo ejemplo de una colección hecha durante la etapa republicana en el país. O sea que el interés por este tipo de piezas se mantuvo dormido durante un largo periodo hasta que se generalizó su coleccionismo hace menos de treinta años. En los primeros tiempos de este hobby en Cuba muchas de las personas que las tenían en su poder (la mayoría sin la más remota idea del valor que llegarían a alcanzar y sin posibilidades de enterarse debido a las especiales características del mercado coleccionista cubano) las vendieron por precios irrisorios a los intermediarios. Por lo general dichos intermediarios, sin grandes conocimientos al respecto pero hábiles negociantes en fin, cuando adquirían un lote determinado lo iban sacando a la luz poco a poco con el propósito de vender las primeras piezas a altos precios. Fue así que en esa primera etapa los coleccionistas foráneos, que en definitiva eran su destino final, acogían con recelo a las fichas cubanas. De ellas decían: “Son peligrosas: viene una delante y el ejército detrás”. Sin embargo actualmente la situación ha cambiado, ya son muchas las personas que conocen de su valor y muchas las gestiones que se realizan diariamente en su busca, todos los garajes de los que se habló en una época han sido requisados y a veces pasan meses sin que aparezca una nueva pieza en el mercado. Las pocas piezas que últimamente se ofrecen en venta se encuentran en Ebay y la mayoría son las más comunes, siendo muy raro que se subaste una pieza de importancia.
RESUMEN:
Aunque reiteremos algunos aspectos planteados anteriormente, es importante aclarar que factores tales como:
- lo joven de este tipo de coleccionismo,
- la brusca destrucción y clausura de los casinos en el país,
- los años que han pasado desde la existencia de estos centros y la desaparición de la mayoría de las personas que los frecuentaban o trabajaban en ellos,
- el que en el caso de este tipo de piezas debido a la naturaleza propia de la actividad no existieran los más elementales registros en cuanto a la cantidad o características de cada emisión,
hacen que en ninguna de las páginas que hemos preparado podamos asegurar que las piezas mostradas conforman la totalidad de las emitidas. En realidad tenemos todavía, a pesar de los años dedicados a estudiar este asunto, infinidad de interrogantes sobre muchas de las emisiones de cada casino en particular, las cuales iremos planteando en sus páginas particulares.
Nuestro fin al concebir esta sección es mostrar la mayor cantidad posible de fichas que emitió cada centro, describiéndolas con los nombres por las que las conocen los coleccionistas cubanos pero sin pretender explicar o definir en qué juego y como se usaron, donde y en qué fecha se fabricaron, el total de valores con que contó cada serie, etc. Por lo complejo de dichas interrogantes en general solo nos limitaremos a mostrar las piezas de nuestra colección tal como lo haría cualquier museo del mundo…. lo demás lo quedaría en manos de nuestros visitantes.
Para ello las incluiremos en once páginas separadas las cuales hemos preparado después de haber formado conjuntos de piezas atendiendo a diversos criterios tales como su pertenencia un centro determinado o a una zona del país, su asociación a un tipo de actividad específica, sus características particulares, etc. Con ello pretendemos que al sumar dichas páginas se pueda completar el primer “Catalogo de Fichas de Juego y Casino Cubanas”, que aunque no incluirá ni precios ni la totalidad de las piezas emitidas servirá de referencia inicial para los coleccionistas del género.
A continuación incluimos el listado de dichas páginas, con una pequeña síntesis sobre su contenido, para facilitar su elección al observarlas en nuestra galería.
-El Casino de Tropicana.
Debido a la gran cantidad de tiempo que estuvo funcionando y a la fama mundial que adquirió dicho establecimiento como centro nocturno, fue su prospero casino el que más fichas emitió en Cuba, llegando a emitir más de 12 series diferentes.
-El Casino del Habana Hilton
El hecho de ser el hotel más grande de Cuba, la circunstancia de pertenecer a una cadena hotelera tan conocida, la importancia de su casino que fue el que más tiempo se mantuvo funcionando después del triunfo de la revolución, junto a las extensas y bellas series de fichas que generó, hacen que este establecimiento merezca una página en particular.
-Los Casinos controlados por Meyer Lanski.
Los tres grandes casinos asociados a los hoteles Capri, Riviera y Nacional en los cuales, según consenso generalizado, tuvo intereses Meyer Lansky.
-Casinos asociados a otros hoteles habaneros.
Los casinos que a partir de la regulación a la ley de Turismo en 1955 comenzaron a surgir asociados a los restantes hoteles de la ciudad de la Habana: Comodoro, Deauville, Plaza, Saint John y Sevilla.
-Casinos asociados a centros de diversión.
Casinos habaneros que operaron asociados a cabaret, clubes nocturnos y centros de diversión en general: Montmartre, Sans-Souci, Night Club Nacional, Casino del Río, Morocco Club, etc.
-Casinos asociados a centros deportivos.
Casinos instalados en salones adjuntos a centros deportivos en los cuales la naturaleza de la actividad que conllevaba apuestas aseguraba la presencia de clientes: Oriental Park, Jockey Club, Habana Madrid, Casino Jai-Alai, etc.
-El Gran Casino Nacional y el Casino de la Playa
Distintas series de fichas emitidas por el pionero de los casinos cubanos así como su historia y varias imágenes tomadas de postales y publicaciones de la época.
-Las Sociedades y Clubes habaneros.
Fichas de juegos pertenecientes a los grandes clubes y sociedades habaneras muchos de los cuales datan del siglo XIX: El Unión Club, el Habana Yatch Club, el Centro Asturiano, el Casino Español de la Habana, etc.
-Los Sociedades y Clubes de la zona oriental.
El Oriente del país se distinguió por la presencia de varias sociedades y clubes que emitieron grandes cantidades de fichas: El Unión Club, Guillermo Badell, el Club Moncada, Sociedad Luz de Oriente, Casino Cubano, Club Aponte, etc.
-Casinos del interior del país
Grandes casinos que existieron en las provincias del interior del país: Casino Internacional de Varadero, Rain Bow de Matanzas, Venecia de Santa Clara, Copacabana de Camagüey, Casino del Hotel Colony, etc.
-Fichas Indeterminadas Cubanas
Fichas que al solo contener iniciales, monogramas o símbolos, no nos permiten adjudicárselas a un centro determinado de forma segura. Muestra de diferentes series con sugerencias, cuando son posibles, de los centros a que pueden haber pertenecido.
Por último y tras agradecerle a usted haber revisado nuestros comentarios, como una referencia de interés fundamental para los intereses de esta sección incluimos el texto de la ley, que promulgada a finales de la segunda década del siglo pasado, rigió la actividad del juego organizado en Cuba durante la época republicana:
LEY DEL TURISMO
De 8 de Agosto de 1919
(Publicada en la "Gaceta Oficial", del 12 de Agosto de 1919)
SECRETARIA DE GOBERNACION
MARIO G. MENOCAL, Presidente de la Republica de Cuba.
Hago saber: Que el Congreso ha votado, y yo he sancionado, la siguiente:
LEY:
Artículo I - Desde la promulgación de la presente Ley, no podrán establecerse espectáculos de habilidad, fuerza o destreza en los que medien o se crucen apuestas mutuas o de cualesquiera otra clase, sino mediante las condiciones y requisitos que se expresan a continuación:
A.-Solo podrán establecerse en Municipios, cuya población sea de más de veinte y cinco mil habitantes.
B.- Con las peticiones que se formulen para el establecimiento de esos espectáculos, se formara un expediente que sustanciara el Ayuntamiento respectivo, mandando publicar, a costa de los solicitantes, en dos de los periódicos de los de mayor circulación, en el Municipio, y en la "Gaceta Oficial" de la Republica, durante treinta días, hábiles, las peticiones formuladas con objeto de que conocidas por los vecinos del Término, puedan formalizar oposición o hacer las peticiones que a sus intereses convengan.
C.- Transcurrido el término señalado en el apartado anterior sin haberse presentado objeción alguna, el Ayuntamiento acordara sobre la conveniencia o no del establecimiento de esos espectáculos, y su acuerdo no será firme hasta que transcurran los términos señalados en la Ley Orgánica de los Municipios.
D.- Contra el acuerdo ejecutivo del Ayuntamiento que autorice el establecimiento de los espectáculos citados, se podrá ejercitar por cualquier vecino del Termino Municipal, la acción que otorga el artículo treinta y tres y establecer los recursos que concede el artículo doscientos sesenta y seis de la Ley Orgánica de los Municipios; y los acuerdos así recurridos no se ejecutaran, hasta no quedar resueltos definitivamente todos los recursos establecidos.
Una vez declarado ejecutivo el acuerdo que autorice el establecimiento de los espectáculos citados, procederá el Alcalde a señalar el día para el acto de la subasta, o subastas que deberán celebrarse con arreglo a lo dispuesto en la presente Ley, y cuya subasta se celebrara después de transcurridos treinta días hábiles, contados desde el día siguiente al en que se hubiere declarado firme dicho acuerdo.
E.- Para cada clase de espectáculo o juego deberá efectuarse una subasta, y fijando el día para la celebración de dicha subasta o subastas, se procederá por el Alcalde a la inserción de los anuncios en la "Gaceta Oficial" de la Republica y periódicos de la localidad durante los treinta días hábiles, anteriores al señalado para la subasta.
F.- El particular o empresa que concurra a cualesquiera de estas subastas, deberá justificar previamente: Primero: -Ser propietario del terreno o terrenos donde pretenda establecer el espectáculo; y Segundo: presentar los planos, memorias y cuantos otros documentos se requieran del edificio que sea necesario construir o adaptar a los fines propuestos.
G.- Los licitadores ofrecerán en sus pliegos, a los efectos de la adjudicación de la subasta, mayores tributos e impuestos de los que se fijan en esta Ley, quedando prohibido ofrecer un tanto más de lo que otro u otros dieren.
H.- EI precio de los terrenos y fabricas para cada clase de juegos ofrecidos por los licitadores se fijara par los peritos que designe el Alcalde Municipal, y se tomara como base para la adjudicación de cualquiera de dichas subastas, no admitiéndose la oferta de terrenos y fabricas cuyo valor será menor de doscientos mil pesos en Municipios de veinte y cinco mil habitantes y de seiscientos mil pesos en los Términos Municipales de mas de cien mil habitantes.
I.- EI adjudicatario de cualquiera de estos espectáculos solo podrá explotarlo por un plazo improrrogable de veinte anos, y no podrán permanecer abiertos dichos espectáculos mas que durante dos temporadas en cada año, sin que puedan exceder éstas de nueve meses todo el año.
J.- El particular o empresa que concurriera a cualquiera de estas subastas queda obligado, caso de adjudicársele a ceder y traspasar a la beneficencia pública los terrenos y edificios propuestos una vez extinguida la autorización o concesión.
K.- En concepto de impuesto por cada espectáculo o juego y por todas las apuestas que medien o se crucen en cada función, se pagarán doscientos pesos al Municipio y ochocientos pesos a la Zona Fiscal en la Habana y Ayuntamientos limítrofes; en las demás localidades se abonará el cincuenta por ciento de cada uno de los impuestos señalados.
Del producto total de las cantidades que por estos impuestos ingresen en los Municipios, entregaran estos el veinte y cinco por ciento, a los Consejos Provinciales.
Con las cantidades que se ingresen por tal concepto, se formara un fondo especial para atender a los gastos que esta Ley origine.
Artículo II.- Se adjudicará la subasta o subastas a que se refiere el Artículo anterior, a la persona o entidad que, dentro de las condiciones exigidas, ofrezcan mayores ventajas, y en el acto de la adjudicación deberá el adjudicatario otorgar con el Secretario de Sanidad y Beneficencia, la correspondiente escritura publica de cesión y traspaso de los bienes anteriormente citados, sin que tenga efecto la adjudicación de la subasta o subastas referidas, basta tanto no se inscriban en el Registro de la Propiedad respectiva, los bienes objeto de la cesión, que deberán estar libres de gravámenes y sobre cuyos bienes no podrán pesar cargas de ninguna especie.
Artículo III.- La falta de cumplimiento de cualquiera de los requisitos señalados en los artículos anteriores, será motivo suficiente para declarar en cualquier tiempo, nulo todo lo actuado y sin derecho los licitadores o interesados a reclamación alguna.
Para solicitar esta nulidad, así como para recurrir del acuerdo o resolución del Alcalde, que adjudique la subasta o subastas con lesión de un tercero, se podrá dentro de los veinte días siguientes a la fecha en que fuere publicada la resolución de la adjudicación de la subasta o subastas, establecer recursos de alzada para ante el Gobernador de la Provincia y de la resolución que éste dictare se podrá establecer recurso de apelación ante el Poder Ejecutivo Nacional, dentro de los treinta días hábiles siguientes a la fecha en que se publicare la resolución. Esta ultima resolución causara estado, y contra ella se autoriza el recurso Contencioso-Administrativo que deberá ajustarse al procedimiento establecido en la Ley de trece de septiembre de mil ochocientos ochenta y ocho y su Reglamento de veinte y nueve de septiembre de mil ochocientos noventa, suspendiendo en todo caso la ejecución del acuerdo o resolución que fuere motivo de estos recursos y cuyo acuerdo o resolución no podrá ponerse en vigor ni cumplirse basta que sean resueltos, definitivamente, los recursos autorizados y establecidos.
Artículo IV.- Todas las licencias autorizaciones, concesiones o contratos otorgados por los Ayuntamientos, o por los Ejecutivos Municipales, que estuvieren vigentes noventa días antes de la promulgación de esta Ley y por virtud de los cuales se faculte a particulares o empresas para el establecimiento de espectáculos en los que medien o se crucen apuestas mutuas, o de cualquier otra clase, se mantendrán en todo su vigor, en toda su integridad, por el plazo que determina el Apartado I del Artículo I, a no ser que el plazo de extinción estuviese expresamente señalado en las indicadas licencias, autorizaciones, contratos o concesiones, pero deberán abonar dichos particulares o empresas los impuestos señalados en el Apartado K del citado Artículo I con excepción de aquellos particulares o empresas que, además de los impuestos convenidos ya con el Municipio, hayan contratado a favor de este la concesión de otras ventajas al objeto de obtener la autorización o licencia para dichos espectáculos, los cuales en cuanto al pago del impuesto y todo lo demás se ajustaran a sus respectivos contratos o concesiones.
Artículo V.- En las playas veraniegas donde se construyan balnearios, grandes parques, residencias de lujo, clubs y centros de diversiones, y en los que hasta la fecha de esta Ley, ya se hubieran obtenido par particulares o empresas autorización para el establecimiento de los espectáculos a que esta Ley se refiere, se autorizan, asimismo, los juegos de suerte comúnmente usados en las playas veraniegas, tan pronto la empresa o particular que haya de establecerlos justifique haber invertido en la preparación y establecimiento de los lugares apropiados para las residencias de lujo y parque de diversiones y balnearios, por lo menos, un millón quinientos mil pesos.
Artículo VI.- La empresa o particular que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo anterior, estableciere juego de suerte, abonará de contribución el veinte par ciento de las utilidades que tenga por razón de dichos juegos de suerte.
Del producto de esas contribuciones corresponderá la quinta parte al Municipio y el resto será deposita do en la Zona Fiscal correspondiente, de acuerdo con las demás disposiciones de esta Ley.
Los juegos de suerte podrán ser suspendidos par la Secretaria de Gobernación, cuando lo considere necesario par razones de orden público previo expediente que se sustanciara con audiencia de los interesados.
En ese expediente deberá oírse al Secretario de Justicia que informará antes de sancionarse por el Presidente la resolución propuesta por el Secretario de Gobernación.
En las resoluciones que se dicten suspendiendo por determinado tiempo los juegos de suerte establecidos, se consignara la razón que lo motive y se fijará el tiempo que durará la suspensión, la que deberá revocarse tan pronto cese la causa que la originó.
Artículo VII.- El cincuenta por ciento del producto de los impuestos que ingresen en la Zona Fiscal respectiva a virtud de lo dispuesto en al presente Ley, quedará depositado a disposición de la Comisión Nacional, para el fomento del Turismo, la cual destinará dichos fondos para el pago de atención de los festejos que se organicen en la ciudad de la Habana y demás lugares que se acuerden hasta la temporada de invierno y especialmente para el paso de premios de concursos hípicos, de aviación, automóviles y atletismo que se celebren y subvención a compañías de ópera, y en pago de pasajes a las empresas de vapores y ferrocarriles que organicen excursiones dentro y fuera del territorio de la Republica.
En la aplicación de dichos fondos se procurará que resulten invertidos dentro de los mismos Municipios que hayan contribuido.
Artículo VIII.- La Comisión Nacional para el Fomento del Turismo, que por la presente Ley se crea será integrada por los Presidentes del Senado y Cámara de Representantes, los Secretarios de Obras Publicas, Gobernación y Agricultura, el Alcalde Municipal de la Habana, los Alcaldes de los demás Municipios en los que existan empresas particulares que contribuyan a virtud de lo dispuesto en la presente Ley, el Presidente o Representante de cada una de dichas Empresas o entidades; y los Presidentes de los Clubs y Sociedades cuya cooperación sea útil o conveniente a juicio de la propia Comisión Nacional.
Artículo IX.- EI otro cincuenta por ciento de los productos de los impuestos que se recauden a virtud de esta Ley, ingresará también en la Zona Fiscal procedente, a. disposición de una Comisión Nacional para la Protección de la Maternidad y de la Infancia que radicara en la Habana, y cuya corporación estará constituida por el Secretario de Sanidad y Beneficencia, el Secretario de Instrucción Publica y Bellas Artes, el Alcalde Municipal de la Habana, Jefe de las enfermeras visitadoras, el Presidente o representante de la Empresa o particular, tres médicos y seis señoras. Estos tres médicos y seis señoras serán designados, respectivamente, por el Secretario de Sanidad y Beneficencia, y por el Secretario de Instrucción Publica.
La Comisión Nacional podrá nombrar o designar subcomisiones o delegaciones en donde estime conveniente en el resto de la República.
Artículo X.- Será atribución de la Comisión Nacional para la Protección de la Maternidad y de la Infancia, administrar los fondos a que se contrae el Artículo anterior y las cantidades con que a dicho fin quieran voluntariamente contribuir los particulares o empresas; aplicándose dichos fondos en la forma que estime conveniente la Comisión, a la celebración de la fiesta anual de la Maternidad, y demás que juzgue propiciatoria para la protección de la infancia.
Artículo XI.- Se prohíbe la entrada en todos los espectáculos a que se refiere esta Ley a las personas menores de veinte un años.
Artículo XII.- Se derogan los artículos ciento setenta, ciento setenta y dos y ciento setenta y cuatro de la Ley de Impuestos Municipales y cuantas mas leyes, Decretos y Reglamentos se opongan al cumplimiento de la presente Ley.
Artículo XIII.- Todas las empresas o particulares que con arreglo a los preceptos de esta Ley establezcan cualquiera de los espectáculos autorizados, deberán previamente presentar al Gobernador de la Provincia respectiva el Reglamento correspondiente para su aprobación.
Artículo XIV.- Todas las infracciones de esta Ley serán juzgadas por los Tribunales correccionales quedando a favor de los agentes de la Autoridad o de los particulares que hubiesen hecho la denuncia la mitad del importe de las multas que en dichos Tribunales se impongan, así como la mitad de aquellas cantidades que se hubiesen ocupado y que resulten decomisadas por las sentencias dictadas; la otra mitad del importe de las multas, así como de las cantidades ocupadas, se pondrá a la disposición del Secretario de Sanidad y Beneficencia para su mejor aplicación a los Institutos benéficos.
Artículo XVI.- Esta Ley comenzara a regir después de su publicación en la Gaceta Oficial de la Republica.
Par tanto: mando que se cumpla y ejecute la presente Ley en todas sus partes.
Dada en Varadero, Cárdenas, a 8 de agosto de 1919.
Juan L. Montalvo Mario G. Menocal
Secretario de Gobernación Presidente